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Tras la pista del lince ibérico en la Sierra de Andújar

Apenas quedaban noventa ejemplares de lince ibérico, entre la Sierra de Andújar y Doñana, a principios de milenio. Hoy, veinte años después, la cifra ha aumentado hasta casi mil. En gran medida gracias al trabajo de la Fundación CBD-Habitat, ONG sin ánimo de lucro especializada en el conservacionismo de ésta y otras especies como el águila imperial ibérica, el buitre negro o la foca monje del Mediterráneo.

De su mano nos disponemos a ir tras las pistas de este icónico animal, con el objetivo de poder verlo con nuestros propios ojos. Para ello nos trasladamos hasta El Encinarejo, finca ubicada en el Barranco de San Miguel, en plena Sierra de Andújar (Jaén), junto al famoso Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. Con unos quinientos ejemplares, esta sierra jaenense supone el mayor foco de lince ibérico en la actualidad.

Allí nos reciben Alex y Jess, pareja sudafricana que decidió hace dos años trasladarse hasta Andalucía para cumplir su sueño en común: adquirir una finca en la que abrir un alojamiento de lujo donde ofrecer actividades relacionadas con la naturaleza.

 

Entre ellas, el avistamiento de alguno de los ejemplares de lince ibérico que viven en las 1.000 hectáreas que abarca el recinto, poblado por encinas, pinos y acebuches. El caserón, todo un remanso de paz de ubicación privilegiada, abrirá sus habitaciones al público el próximo mes de noviembre a razón de 300 euros por persona y noche.

Lince ibrico
Lince ibérico Andoni Canela

La estancia también permitirá la caza con arco o el avistamiento de tantas otras especies animales que allí habitan: perdices, palomas, urracas, rabilargos, águilas reales, buitres, ciervos, tejones, jabalíes…

 

Y hasta, con un poco de suerte, bisontes, puesto que Alex (amante de la caza) ha soltado quince machos y una hembra en sus terrenos para estudiar junto a Ivone, ecóloga holandesa, la viabilidad y el impacto medioambiental de introducir esta especie en Jaén.

De buena mañana, el pequeño grupo de periodistas que hemos sido elegidos para disfrutar de la experiencia nos unimos además a Maribel, técnica del Proyecto Lince en la Junta de Andalucía.

Y es que ésa ha sido la clave del trabajo de CBD en todos estos años. Ser capaz de unir a agentes públicos (la Junta, en este caso), privados (dueños de las fincas particulares donde habitan muchos de los especímenes de lince) y a la propia población local para perseguir un objetivo común: la conservación del lince ibérico.

Lince ibrico

La Fundación CBD-Habitat es una ONG sin ánimo de lucro especializada en el conservacionismo del lince ibértico y otras especies

 Andoni Canela

Mientras arranca el safari a bordo de un 4×4, Carmen (CBD) nos va explicando que la clave para la conservación del lince es en realidad el conejo, ya que supone su principal presa y la mayor parte de su dieta. “La finca es ideal para este animal: muchas zonas abiertas, mucho arbusto, zonas altas y mucha hierba, ya que no hay ganado que se coma la hierba. Muchos micro-ecosistemas, que es lo que nos interesa”.

El Encinarejo hospeda en la actualidad a dos hembras y dos machos de lince ibérico. Ahora mismo deberían estar criando a las entre dos y cuatro crías (a veces llegan a seis) que tienen al año. De momento, las señales parecen indicar que vamos en el buen camino de poder ver a alguno: hay huellas en el suelo y las urracas no paran de cantar (se avisan entre ellas cuando hay algún depredador cerca).

La estancia también permitirá la caza con arco o el avistamiento de tantas otras especies animales que allí habitan: perdices, palomas, urracas, rabilargos, águilas reales, buitres, ciervos, tejones, jabalíes…

 

Y hasta, con un poco de suerte, bisontes, puesto que Alex (amante de la caza) ha soltado quince machos y una hembra en sus terrenos para estudiar junto a Ivone, ecóloga holandesa, la viabilidad y el impacto medioambiental de introducir esta especie en Jaén.

De buena mañana, el pequeño grupo de periodistas que hemos sido elegidos para disfrutar de la experiencia nos unimos además a Maribel, técnica del Proyecto Lince en la Junta de Andalucía.

Y es que ésa ha sido la clave del trabajo de CBD en todos estos años. Ser capaz de unir a agentes públicos (la Junta, en este caso), privados (dueños de las fincas particulares donde habitan muchos de los especímenes de lince) y a la propia población local para perseguir un objetivo común: la conservación del lince ibérico.

Lince ibrico

La Fundación CBD-Habitat es una ONG sin ánimo de lucro especializada en el conservacionismo del lince ibértico y otras especies

 Andoni Canela

Mientras arranca el safari a bordo de un 4×4, Carmen (CBD) nos va explicando que la clave para la conservación del lince es en realidad el conejo, ya que supone su principal presa y la mayor parte de su dieta. “La finca es ideal para este animal: muchas zonas abiertas, mucho arbusto, zonas altas y mucha hierba, ya que no hay ganado que se coma la hierba. Muchos micro-ecosistemas, que es lo que nos interesa”.

El Encinarejo hospeda en la actualidad a dos hembras y dos machos de lince ibérico. Ahora mismo deberían estar criando a las entre dos y cuatro crías (a veces llegan a seis) que tienen al año. De momento, las señales parecen indicar que vamos en el buen camino de poder ver a alguno: hay huellas en el suelo y las urracas no paran de cantar (se avisan entre ellas cuando hay algún depredador cerca).

También se ha convertido en todo un reclamo para los de fuera: “El lince ha sido un motor de desarrollo muy importante. Antes solo había turismo en las monterías, dos veces al año. Ahora hay turismo todo el año”.

Esto ha hecho que las viñas (antiguas fincas particulares para la explotación vinícola reconvertidas en casas rurales hoy día) que hay a lo largo de la A-6177 (carretera que atraviesa la Sierra de Andújar) estén alquiladas casi siempre. Especialmente en la temporada alta, los meses de enero/febrero, cuando viene gente de prácticamente todo el mundo para intentar ver el lince ibérico.

Lince ibrico

El hogar del lince ibérico

 Andoni Canela

Lo mismo ha ocurrido con Los Pinos, un antiguo bar de carretera transformado a día de hoy en todo un complejo turístico con casas y habitaciones en alquiler.

Conocemos su historia de la mano de su dueño, Ramón, mientras cenamos en el restaurante deliciosos platos de su cosecha: paté de perdiz con mermelada de oliva (marca de la casa), escalopines de gamo con patatas fritas y endivias de trucha con aguacate y tomate.

Allí sale el desvío hacia el pantano de Jándula. Pocos kilómetros después, una curva a modo de mirador es alguno de los sitios públicos donde se puede ir de forma libre a intentar ver el lince ibérico, armados de prismáticos, telescopios y paciencia infinita.

Carmen nos señala que, en determinadas épocas del año, se ha tenido que regular el acceso a estas zonas públicas puesto que se están “empezando a masificar”. Otra opción es recurrir a una de las múltiples empresas de wildwatching que han aflorado en la zona, especializadas en ver al lince.

Lince ibrico

La sierra de Andújar alberga unas 500 especies, la mitad de la península Ibérica

 Andoni Canela

Y es que el lince ibérico se ha convertido en toda una “especie paraguas”, cuya protección lleva también a la conservación de otras especies animales y vegetales de su hábitat.

 

Pero, tal y como apunta Maribel, en Andújar el lince “también es una especie paraguas para la gente” puesto que “el turismo ‘lincero’ da mucho empleo”.

Buen camino para su supervivencia, que no obstante todavía no está asegurada. La población silvestre actual debe multiplicarse al menos por cinco. El reto: unir las actuales poblaciones (Andújar, Extremadura, Doñana, Portugal, Castilla-La Mancha…) para conseguir un intercambio genético que garantice el futuro de la especie.

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